Estas y otras preguntas desvelan (por no decir que inquietan) a la comunidad científica, que aún sigue investigando el origen de las esferas de piedra nacionales, informa la prensa británica, que las ubica como uno de los siete misterios aún sin resolver en la historia humana.
Las diferentes esferas fueron hechas en piedras duras como granodiorita, gabros y caliza y miden entre los 10 centímetros y los 2,57 metros de diámetro.
Su peso puede superare las 16 toneladas y, según diferentes estudios, fueron ubicadas por los indígenas de la zona del delta del río Díquis entre los años 300 a.C y 300 d.C.
El diario The Mirror incluye a nuestras esfueras (algunas de ellas en exposición en el Museo Nacional, en San José centro) en el exclusivo listado junto con otros seis misterios.
Los restantes son: las Pirámides de Egipto, Stonehenge (monumento prehistórico ubicado en Inglaterra), el Muro o Muralla de Adriano (antigua construcción defensiva de la isla de Britania, en Gran Bretaña), la caída de la civilización Minoica (en la isla griega de Creta), los manuscritos Voynich (descubiertos en el norte de Italia) y la Batería de Bagdad.
Este último se trata de un conjunto de artefactos creados en la antigua Mesopotamia durante las dinastías de los partos o persas de la época imperial (250 a.C).
En cuanto a las esferas precolombinas -específicamente las ubicada en cuatro sitios del sur del país- es importante destacar que el pasado 23 de junio la Organización de las Nacionales Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) las declaró Patrimonio Mundial Cultural de la Humanidad.
Se trata del primer registro cultural del país dentro de este órgano, en vista de que Costa Rica solo contaba con declaraciones de Patrimonio Natural y Cultural Inmaterial (tradición del boyero y la carreta típica).